El tema en esta oportunidad era :
Tela color rosa
10 botones rosas
10 blancos
10 opcionales
1 mimo personal
Porque su estima sobrepasa largamente
a la de las piedras preciosas.
El corazón de su marido está en ella confiado,
y no carecerá de ganancias.
Le da ella bien y no mal todos los días de su vida
Busca lana y lino, y con voluntad
trabaja con sus manos.
Es como nave de mercader; trae su pan de lejos.
Se levanta aún de noche y da comida
a su familia y ración a sus criadas.
Considera la heredad, y la compra,
y planta viña del fruto de sus manos.
Ciñe de fuerzas sus lomos, y esfuerza sus brazos.
Ve que van bien sus negocios;
su lámpara no se apaga de noche.
Aplica su mano al huso, y sus manos a la rueca.
Alarga su mano al pobre, y extiende
sus manos al menesteroso.
No tiene temor de la nieve por su familia, porque
toda su familia está vestida de ropas dobles.
Ella se hace tapices; de lino fino y púrpura
es su vestido.
Su marido es conocido en las puertas,
cuando se sienta con los ancianos de la tierra.
Hace telas y vende, y da cintas al mercader.
Fuerza y honor son su vestidura; y se ríe de lo porvenir.
Abre su boca con sabiduría, y
la ley de clemencia está en su lengua.
Considera los caminos de su casa,
y no come el pan de balde.
Se levantan sus hijos y la llaman bienventurada;
y su marido también la alaba:
Muchas mujeres hicieron el bien; mas
tú sobrepasas a todas.
Engañosa es la gracia y vana la hermosura;
la mujer que teme al Señor, esa será alabada.
Dadle del fruto de sus manos, y
alabénla en las puertas sus hechos.
PROVERBIOS 31:10-31
Cuando salgo a la luz de este viernes dorado
estrena la mañana sus pájaros primeros.
Es un viernes de barrio, humilde pero hermoso,
viernes de Las Delicias, viernes arrabalero.
Da gusto ver su piel, fresca como la aurora,
herida tiernamente por la luz del otoño,
esta luz increible que mi corazón bebe
sorbiendo la mañana como una fruta de oro.
Es una luz tan tierna, tan acariciadora,
que a las cosas propaga una humana ternura,
y da alegria al árbol, al viajero que llega,
al perro en libertad ávido de aventuras.
Y el dulce viejecillo que vende caramelos,
el obrero que pasa, la chiquilla que ríe,
la sal para el pescado derramada en la acera,
brillan con alegria bajo esta luz del viernes.
Van las alas del viernes dorando la mañana
y tornándola pura como una melodía,
mientras yo voy alegre escuchando sus sones,
su concierto de pájaros y cristalinas brisas.
Mientras yo voy alegre, porque el corazón sabe
que atrás queda, soñando, la materia que ama,
la materia de un alma que beso cada noche
en los labios que ahora soñarán con el alba.